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Palais de Glace | Palacio Nacional de las Artes

Marcela López Sastre: “Es una muestra muy potente en las dos sedes”

La curadora del Salón Nacional 2020/21 cuenta su experiencia de trabajo en esta edición.

Jurado de selección, premiación y curadora del Salón Nacional de Artes Visuales 2020/21, realizó la selección de 264 obras expuestas -de casi 3000- teniendo en cuenta el cupo federal y de género, presentes en el reglamento de este año. Es Directora del Museo de Bellas Artes de Salta y forma parte de la AACA (Asociación Argentina de Críticos de Arte). 


¿Cómo fue la experiencia de curaduría del Salón Nacional?

En mi caso, al trabajar en Salta hace muchos años con relación a las políticas culturales, uno de los desafíos más grandes era pensar el federalismo, o al menos poder abrir el tema como una problemática real, algo que me parece no se ha contemplado seriamente en la historia del Salón. Prácticamente en todas las ediciones del Salón se ha priorizado la producción del centro del país, donde tienen mayor privilegio y facilidades de producción, de circulación y de relaciones preestablecidas.

¿Cómo creés que se llevan a cabo estas políticas?

Para mí uno de los problemas más grandes del Salón es pensar realmente una política federal, pensando cómo se abre el Salón a una real representatividad, atravesando todas las instancias: la selección, la premiación y la creación de una colección que pueda ir generando un corpus de obras representativas de lo que pasa en las provincias. Abiertos a poder apreciar otro tipo de producción a la que me parece es necesario estar atentos para comprenderlas de manera adecuada. 

Otra de las grandes problemáticas fue la de género. Como decía al principio, toda la selección y premiación estuvo atravesada por el cupo de género y el cupo federal que se estableció este año en las bases, lo cual me parece fundamental mantener y respetar e incluso ampliar. Esos fueron los criterios principales. A pesar de los cuestionamientos con respecto a la calidad de las obras, lo que me pasó al enfrentar el montaje de la muestra es que encontré obra muy pareja, de muy buena calidad en general. Con lo cual considero que este criterio transversal, de estar mirando atentamente otros factores como pueden ser el género y la representatividad general, ha permitido hacer una selección muy interesante.

Como decía anteriormente, el tema de la calidad, que a veces se considera que se está dejando en un segundo plano porque estamos teniendo en cuenta otro tipo de criterios, en este caso me parece que ha sido algo muy favorable, esta mirada transversal desde otras perspectivas ha favorecido que el Salón tenga una muy buena calidad de producción en general, mucho más diversa y mucho más amplia. Me parece que puede abarcar los diferentes niveles del mundo del arte, desde los más tradicionales hasta los más contemporáneos.

¿Cuál creés que fue el resultado?

Me parece que es una muestra muy potente en las dos sedes. En las casi 270 obras que quedaron seleccionadas hay una calidad sostenida, en ambos guiones y en los recorridos por ambas sedes. Para mí, después de montar las muestras, fue muy difícil la premiación porque me parecía que realmente había una competencia muy pareja, muchísimas obras que están hoy expuestas tanto en el Centro Cultural Kirchner como en la Casa Nacional del Bicentenario me interesan realmente. Hay muchxs artistas que aprecio y valoro porque conozco sus trayectos fuera del circuito central y estimo ese esfuerzo extra por generar una producción particular en lugares a veces muy ásperos.

¿Cómo definiste los ejes temáticos y estéticos?

Respecto de la curaduría del Salón, a partir de las obras seleccionadas (inicialmente 272, 264 expuestas) lo que hice fue buscar afinidades: afinidades temáticas, conceptuales y también matéricas. A partir de este grupo de afinidades fui trazando lo que serían las tres grandes problemáticas que iban a atravesar cada una de las sedes: la federal, la de género y la de disciplinas versus prácticas artísticas. 

La problemática federal atraviesa todas las salas de ambas sedes. Me parece que en eso he tratado de ser lo más diversa posible, tratando de incluir distintos artistas de distintas regiones a través del diálogo entre las obras.

¿Qué tipo de obras incluye el Centro Cultural Kirchner?

Finalmente lo que decidí, un poco por el espíritu de cada espacio y por las políticas que llevan adelante, fue exponer en el CCK la obra más política, más polémica, atravesada por las disidencias. El espacio es complejo porque allí todo convive con todo, por lo cual es un diálogo a muchas voces sobre la pandemia, las disidencias y las problemáticas del arte actual, como la de un tarifario que nos propone pensar al artista como un trabajador dentro de un sistema de producción rentado, como cualquier otro.

¿Y la Casa del Bicentenario?

La muestra es más intimista, pude dar espacio a cada artista, el espacio tiene más recovecos. En la Casa del Bicentenario la curaduría está atravesada por otra gran problemática que tiene que ver con la división que hay entre disciplinas y prácticas artísticas. Me parece que los salones han surgido inicialmente (en la modernidad) en relación con las academias, que tienen una currícula estructurada a partir de las distintas disciplinas. Pero la práctica actual de lxs artistas no evidencia definiciones de disciplinas tajantes, ni estrictas. Muchxs artistas están trabajando sin pensar dentro de qué lenguaje o disciplina están abordando su práctica, con lo cual me parece que el Salón tiene que actualizarse e incorporar este tipo de obras, porque si no quedará fosilizado en prácticas ajenas al tipo de  producción actual. Las performances, las acciones, por ejemplo, son lenguajes a los que el salón debe acercarse y estos son efímeros, se escapan, hay que saber cómo abordarlos desde una institución que busca coleccionar piezas, objetos que deberá conservar, investigar y publicar.

¿Querés hacer un balance del trabajo?

Para resumir: como curadora encontré que había tres grandes temáticas a partir de las cuales ir estructurando el Salón. El cupo federal y de género relacionados a las problemáticas de la pandemia, la precarización de lxs trabajadorxs del arte y el tarifario. Otro eje estructural es la diferencia entre disciplinas y prácticas artísticas, que tiene que ver con la historia del Salón y le exige como institución cultural ir actualizándose para poder seguir siendo representativo de las producciones desde una perspectiva más amplia y diversa del arte de toda la Nación, de todas las provincias. Para ser nacional debe intentar una representatividad en todas las instancias (selección, premiación, colección) de todas las regiones del país.