Marcia Schvartz, Toma de la Belgrano, 2012, técnica mixta, 140 x 190 cm
Gran Premio Adquisición Pintura 102.º Salón Nacional de Artes Visuales 2013
Toma de la Belgrano es una pintura de Marcia Schwartz, realizada en 2012. Es, quizá, parte de una serie en la que Marcia retrata a jóvenes artistas y militantes que podría ser la contracara “luminosa” de otra serie de pinturas –digamos “histórica”– iniciada el mismo año con escenas de la vida en el poder de Isabel Perón. Aquí, donde no está el poder, vemos a dos estudiantes sentadas en el piso junto a una pared intervenida con verdaderos afiches, esténciles y grafitis como si las figuras estuvieran pintadas sobre un panel largamente olvidado en algún pasillo del establecimiento. De sus mochilas salen los clásicos rollos de papel, uno de los cuales es un impreso realizado en homenaje a los compañeros de la Belgrano desaparecidos durante la última dictadura militar. Entre diversos atributos de las jóvenes militantes, en la pared se encuentra una fotocopia pegatinada que reproduce un dibujo de Maxi Kosteki –el piquetero asesinado en 2002– con la leyenda “el artista que no dejaron ser”, un esténcil asoma desde un borde del cuadro afirmando “todos somos erroristas” (sabemos que la “T” faltante puede ser una referencia al colectivo artístico “errorista” ) y creemos identificar a Mariano Ferreyra en un retrato cuya figura cortada por el límite de la pintura sólo nos muestra una boca y mandíbula barbada –pero podría ser un gastado Che Guevara o un posterior Santiago Maldonado–. Porque esta toma de la Belgrano, como aquella del año 1971 que recuerda el historiador Roberto Amigo (a quien leo mientras esto escribo), podría estar sucediendo en cualquier momento del pasado y también en el futuro. El arte es novedad pero también es resistencia. Es memoria de procesos y prácticas divergentes con el pragmatismo de mercado. Y puede ser también el singular reclamo de que nada cambie.
Pablo Rosales